Un Atlético sin dirección empata en el descuento
Un remate de cabeza de Ibrahima permite sumar un punto
El Atlético de Madrid volvió a mostrar su peor imagen. En La Romareda volvió a ser Míster Hyde y dejó el espectáculo ofrecido ante el Valencia o el Barcelona para no se sabe cuando. Los de Quique no mostraron sensación de peligro en ningún momento durante todo el encuentro y sólo gozaron de una ocasión clara, la del gol de Ibrahima a centro de Jurado desde la banda izquierda, logrado en el último suspiro del partido. El gol marcado por Jarosik de cabeza en los primeros minutos del partido tras un saque de esquina de Gabi no inmutó al equipo rojiblanco, que ofreció durante todo el encuentro un juego manso, plano y que no estuvo a la altura del choque que planteó el Zaragoza, un choque combativo y basado en un juego contundente. Tan sólo, el único remate entre los tres palos de los rojiblancos sirvió para evitar la undécima derrota de los madrileños, que ya suman cuatro salidas consecutivas sin lograr la victoria.
Duelo de equipos renacidos en La Romareda. El Atlético, en la final de Copa y con la Europa League en mente, llegó motivado a Zaragoza tras golear la jornada anterior al Valencia. La estabilidad otorgada a la medular rojiblanca por parte de Tiago y la seguridad atrás de Domínguez y De Gea tienen gran culpa del nuevo y mejorado horizonte que se dibuja ante los hombres de Quique. Ante ellos, un Zaragoza que tuvo que cerrar en Navidad por reforma general y que con los fichajes invernales muestra una cara bien diferente que les ha sacado de los puestos de descenso. Hasta seis titulares de la alineación inicial maña (Roberto, Contini, Jarosik, Edmilson, Eliseu y Suazo) son refuerzos llegados en enero y son los que están haciendo funcionar a un equipo que tenía muy mal color en los primeros meses de competición. En los locales, hasta tres ex rojiblancos: Roberto, Arizmendi y Gabi. Assunçao, Tiago, Simao y Kun llegaron apercibidos de sanción. Los sancionados Pulido y Antonio López fueron bajas para el partido.
El pitido inicial dio paso a unos primeros minutos en los que ambos equipos se temieron de forma mutua, conscientes los locales de su tendencia a pinchar en su estadio y los visitantes de hacer lo propio cuando juegan en terreno ajeno. Pero pronto se rompió el partido y el respeto que ambos se mostraron en el inicio. Un disparo de Eliseu en el que De Gea falló y concedió el córner sirvió a Gabi para poner en la cabeza de Jarosik el primer tanto del partido y hacer estallar La Romareda. El gol tuvo un efecto nulo sobre el equipo madrileño, que concedió el dominio del centro del campo por completo a su rival y se mostró manso y muy por debajo de la altura que exigía el partido. Mientras, el Zaragoza se vio espoleado con el marcador a favor y se mostraba combativo a la par que contundente en su forma de actuar sobre el césped.
Con la media hora de juego rebasada, el Atlético no había ofrecido muestra alguna de peligro en ataque y continuaba frío sobre el terreno de juego. Resultaba complicado explicar la razón por la que el conjunto rojiblanco estaba completando unos primeros cuarenta y cinco minutos muy parecidos a los disputados ante el Recreativo de Huelva en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. Los de Quique no daban una de derechas y sus jugadas no encontraban nunca finalización. Pésima primera mitad del Atlético, y para muestra un botón. Con Agüero y Forlán desaparecidos, la jugada más peligrosa de los colchoneros fue un saque de falta lejano de Reyes que Roberto despejó de puños con solvencia. Valga como apunte que Teixeira Vitienes se vio superado por el ambiente de La Romareda y ambos conjuntos, además de la grada, llegaron al intermedio muy descontentos con la actuación del colegiado. Resultado más que justo al descanso, incluso corto para los locales.
Tras la reanudación, el Atlético podía agradecer que lo mejor para él era el resultado ya que era lo único que le mantenía dentro del partido ante la falta de síntomas de reacción alguna por parte del conjunto del Manzanares. El dominio seguía siendo local. El Zaragoza quería los tres puntos a toda costa, mientras que el Atlético vagaba por el campo a la espera que alguna de sus insulsas combinaciones le proporcionara su primera ocasión clara de gol del partido. Al cuarto de hora del segundo acto, Quique decidió retirar a un desaparecido y desafortunado Forlán para dar entrada a Jurado intentando dar otro rumbo a un partido que su equipo cada vez tenía más lejos. Minutos después fue Simao el que dejó su puesto a Salvio, que se colocó abierto en la banda derecha y mandó a Reyes a la izquierda. Poco duró el andaluz en la banda zurda. El carrusel de faltas al que fue sometido durante los 70 minutos que estuvo en el campo, y que se fueron al limbo en su gran mayoría, provocó una instintiva aunque siempre equivocada reacción del jugador, que agredió a Eliseu con un manotazo que significó su expulsión por roja directa.
Pasaban los minutos y se acercaba el final del partido. El Atlético tenía el marcador en contra, estaba en inferioridad numérica y se movía sin sentido y sin rumbo por el césped de La Romareda. Durante el tramo final, el encuentro siguió con la misma tónica. Los locales sabían que con un último esfuerzo tenían la victoria en el bolsillo y los de Quique no se resignaban a hincar la rodilla, aunque tampoco ofrecía muestras de poder lograr la igualada en ningún momento. Pero, tratándose del Atléti, todo puede pasar. Y así fue. Un centro a la desesperada de Jurado desde la banda izquierda sirvió a Ibrahima para lograr la igualada con un acrobático remate de cabeza. El Zaragoza aumenta su colchón de puntos sobre la zona de descenso a cinco (ha sumado 11 de los últimos 18 puntos disputados) y el Atlético suma ya cuatro salidas consecutivas sin lograr la victoria.
Duelo de equipos renacidos en La Romareda. El Atlético, en la final de Copa y con la Europa League en mente, llegó motivado a Zaragoza tras golear la jornada anterior al Valencia. La estabilidad otorgada a la medular rojiblanca por parte de Tiago y la seguridad atrás de Domínguez y De Gea tienen gran culpa del nuevo y mejorado horizonte que se dibuja ante los hombres de Quique. Ante ellos, un Zaragoza que tuvo que cerrar en Navidad por reforma general y que con los fichajes invernales muestra una cara bien diferente que les ha sacado de los puestos de descenso. Hasta seis titulares de la alineación inicial maña (Roberto, Contini, Jarosik, Edmilson, Eliseu y Suazo) son refuerzos llegados en enero y son los que están haciendo funcionar a un equipo que tenía muy mal color en los primeros meses de competición. En los locales, hasta tres ex rojiblancos: Roberto, Arizmendi y Gabi. Assunçao, Tiago, Simao y Kun llegaron apercibidos de sanción. Los sancionados Pulido y Antonio López fueron bajas para el partido.
El pitido inicial dio paso a unos primeros minutos en los que ambos equipos se temieron de forma mutua, conscientes los locales de su tendencia a pinchar en su estadio y los visitantes de hacer lo propio cuando juegan en terreno ajeno. Pero pronto se rompió el partido y el respeto que ambos se mostraron en el inicio. Un disparo de Eliseu en el que De Gea falló y concedió el córner sirvió a Gabi para poner en la cabeza de Jarosik el primer tanto del partido y hacer estallar La Romareda. El gol tuvo un efecto nulo sobre el equipo madrileño, que concedió el dominio del centro del campo por completo a su rival y se mostró manso y muy por debajo de la altura que exigía el partido. Mientras, el Zaragoza se vio espoleado con el marcador a favor y se mostraba combativo a la par que contundente en su forma de actuar sobre el césped.
Con la media hora de juego rebasada, el Atlético no había ofrecido muestra alguna de peligro en ataque y continuaba frío sobre el terreno de juego. Resultaba complicado explicar la razón por la que el conjunto rojiblanco estaba completando unos primeros cuarenta y cinco minutos muy parecidos a los disputados ante el Recreativo de Huelva en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. Los de Quique no daban una de derechas y sus jugadas no encontraban nunca finalización. Pésima primera mitad del Atlético, y para muestra un botón. Con Agüero y Forlán desaparecidos, la jugada más peligrosa de los colchoneros fue un saque de falta lejano de Reyes que Roberto despejó de puños con solvencia. Valga como apunte que Teixeira Vitienes se vio superado por el ambiente de La Romareda y ambos conjuntos, además de la grada, llegaron al intermedio muy descontentos con la actuación del colegiado. Resultado más que justo al descanso, incluso corto para los locales.
Tras la reanudación, el Atlético podía agradecer que lo mejor para él era el resultado ya que era lo único que le mantenía dentro del partido ante la falta de síntomas de reacción alguna por parte del conjunto del Manzanares. El dominio seguía siendo local. El Zaragoza quería los tres puntos a toda costa, mientras que el Atlético vagaba por el campo a la espera que alguna de sus insulsas combinaciones le proporcionara su primera ocasión clara de gol del partido. Al cuarto de hora del segundo acto, Quique decidió retirar a un desaparecido y desafortunado Forlán para dar entrada a Jurado intentando dar otro rumbo a un partido que su equipo cada vez tenía más lejos. Minutos después fue Simao el que dejó su puesto a Salvio, que se colocó abierto en la banda derecha y mandó a Reyes a la izquierda. Poco duró el andaluz en la banda zurda. El carrusel de faltas al que fue sometido durante los 70 minutos que estuvo en el campo, y que se fueron al limbo en su gran mayoría, provocó una instintiva aunque siempre equivocada reacción del jugador, que agredió a Eliseu con un manotazo que significó su expulsión por roja directa.
Pasaban los minutos y se acercaba el final del partido. El Atlético tenía el marcador en contra, estaba en inferioridad numérica y se movía sin sentido y sin rumbo por el césped de La Romareda. Durante el tramo final, el encuentro siguió con la misma tónica. Los locales sabían que con un último esfuerzo tenían la victoria en el bolsillo y los de Quique no se resignaban a hincar la rodilla, aunque tampoco ofrecía muestras de poder lograr la igualada en ningún momento. Pero, tratándose del Atléti, todo puede pasar. Y así fue. Un centro a la desesperada de Jurado desde la banda izquierda sirvió a Ibrahima para lograr la igualada con un acrobático remate de cabeza. El Zaragoza aumenta su colchón de puntos sobre la zona de descenso a cinco (ha sumado 11 de los últimos 18 puntos disputados) y el Atlético suma ya cuatro salidas consecutivas sin lograr la victoria.