Era un día especial para la familia rojiblanca. La X Edición del Día del Niño había congregado durante todo el día a miles de seguidores rojiblancos en torno a la ribera del Manzanares. La ilusión de los más pequeños se hacía latente en cada esquina y en cada actividad que el club había preparado demostrando que el sentimiento atlético sigue estando muy vivo.

La fiesta que se había vivido antes del choque se trasladó pronto al césped. Con las gradas llenas, los pupilos de Simeone quisieron ponerle el broche a un día de fiesta y a los 4 minutos de partido ya iban por delante. Un envío de Koke, que había disfrutado de otras ediciones del Día del Niño desde la grada, lo cabeceó Diego Costa a la red adelantándose a Roberto.

El estadio rojiblanco había entrado en plena ebullición. El Atlético había saltado al campo dispuesto a imponerse, a volver a demostrar las características que le han llevado a las posiciones de privilegio del campeonato y conseguir tres puntos ante el Granada de Alcaraz. La presión, intensidad y buen juego que desplegaron los de Simeone desmontaron a los andaluces desde el minuto 1.

El juego pareció estabilizarse tras el ciclón rojiblanco de los primeros minutos. Sin embargo, la intensidad y la chispa del Atlético obliga a los contrarios a no relajarse ni un segundo. Antes de llegar a la primera media hora de partido, una jugada que parecía como otra cualquiera la convirtió Cristian Rodríguez en un contragolpe magnífico que Falcao cazaba para poner el balón en el fondo de las mallas después de un envío de Diego Costa y que situaba el 2-0 en el marcador.

Necesitado de puntos, el Granada salió tras la reanudación con la intención de meterse en el partido y apenas necesitó 12 segundos para que Nolito probara a Courtois, quién muy concentrado atrapó sin problemas. Sería un espejismo. En la acción siguiente, Falcao, que se desenvuelve como pez en el agua dentro del área pequeña mandaba a la red una falta que sacó Koke y que la defensa no acertó a despejar.

Insaciable como siempre, el Atlético no se detuvo y siguió buscando el área de Roberto como si no fuese ganando. En el minuto 56, Roberto y el palo evitaron un doble remate de Raúl García en una acción que todo el Calderón aplaudió. El equipo se divertía sobre el campo y la afición lo hacía en la grada. El Granada apenas inquietaba y cuando lo hacía, como en un remate de Aranda, allí estaba Courtois para alejar posibles fantasmas.

Simeone había pedido durante la semana más gol de los centrocampistas y Raúl García recogió el guante. Así, el navarro firmaba el 4-0 en una nueva jugada a balón parado que Koke servía con maestría. No se detendría ahí la cosa ya que instantes después Filipe Luis culminaba una gran acción por la izquierda para hacer el 5-0.

El Calderón botaba y coreaba a sus hombres. Una fiesta en todos los sentidos. Simeone aprovechó para hacer debutar en Liga en el Calderón a Óliver y para que Insua disputase sus primeros minutos con la camiseta rojiblanca. Los pupilos de Simeone pusieron el broche a un día impregnado de sentimiento atlético y mantienen vivos los sueños de grandes y pequeños. Las ilusiones de toda la familia del Atlético de Madrid.