El Vicente Calderón se atavió con sus mejores galas para vivir uno de esos partidos que todo rojiblanco marca con una ‘x’ en el calendario. El Valencia visitaba el templo rojiblanco, el templo más inexpugnable de la Liga BBVA y eso se notó en los primeros compases del encuentro. Ninguno de los dos equipos quería correr riesgos innecesarios y la igualdad se convirtió en la tónica general. El cuadro ché salió convencido a controlar el ritmo del partido pero es que el Atlético es una locomotora intratable que domina tanto por fuerza, como por calidad. Con trabajo y esfuerzo, nuestros gladiadores comenzaron a imponer su jerarquía y Diego Costa, un diablo para la zaga valencianista, avisaría bien temprano con una elegante carrera por la banda y un pase atrás exquisito que no encontró ni a Arda Turan ni a David Villa en boca de gol.

Los de Diego Pablo Simeone empezaron a multiplicar esfuerzos en ataque con las subidas de Filipe Luis y Juanfran que buscaron, con varios centros desde la línea de cal, inquietar la meta defendida por Diego Alves. El Valencia empezó a sufrir el habitual encajonamiento que el Atlético realiza a sus rivales en casa e intentó cerrar las líneas en defensa para salir rápido a la contra. Nuestro incansable pichichi volvió a aparecer, esta vez donde más le gusta, en busca de un centro medido de Juanfran que Víctor Ruíz despejó en el último instante evitando el primer tanto de la noche.

El paso de los minutos fue beneficiando al Valencia que trató de aprovechar la falta de acierto rojiblanca para inquietar a Thibaut Courtois, homenajeado junto a Diego Pablo Simeone por sus premios de mejor portero y mejor entrenador de la LFP. La primera parte acabaría igual que empezó con ambos equipos centrados en no dejar espacios atrás para que el empate reinase en los primeros cuarenta y cinco minutos.

Sin embargo el segundo acto cambió totalmente de guión. La ambición rojiblanca no tiene límites y desde el primer segundo, nuestros jugadores fueron insaciables a por el gol. Diego Costa, de tiro cruzado, Arda Turan, con un disparo desde la frontal, y Villa en dos ocasiones más, apedrearon la meta de Diego Alves en 10 minutos de frenesí ofensivo que obtendrían el más que merecido premio del gol. Diego Costa es una furia, una fuerza salvaje de la naturaleza. El ‘19’ rojiblanco la cogió en el centro campo y encaró al central ché, que no sabía si entrarle, aguantarle o desaparecer. Con un disparo arrollador, el ariete más efectivo de la Liga puso el balón muy lejos del alcance de Alves para instaurar el 1-0 e el luminoso.

Llegar y besar el santo. Así podríamos calificar la entrada al campo de Raúl García, que ‘partido a partido’ va agotando los calificativos a su tremendo olfato goleador. El jugador navarro sabe estar en el momento y en el sitio adecuado y, como el más listo de la clase, supo aprovechar un mal despeje de Mathieu para insertar, de disparo seco y potente, el balón en las redes valencianas. El Valencia padeció en silencio el vendaval colchonero y, sin ánimo ni capacidad de reacción, vagó sin rumbo durante el resto de la segunda parte por el césped mágico del Vicente Calderón.

Mientras tanto, Diego Costa seguía a lo suyo. La pantera quería más, siempre quiere más. Dos carreras iguales, dos resultados diferentes. El ’19’ rojiblanco fue derribado dos veces dentro del área y el árbitro no dudo y en señalar ambas acciones como penalti. La primera batalla la ganó Diego Alves que adivinó el disparo de Diego Costa. La segunda, el hispano-brasileño no perdonó, gol y sentencia. Así el partido acabaría con otra fiesta más a las orillas del río Manzanares, y es que el ‘partido a partido’ se ha convertido en ‘victoria a victoria’.