El mejor Benjamín de la historia
Las más pequeñas de la Escuela del Atlético de Madrid Féminas están haciendo historia esta temporada. El equipo dirigido por Amanda Sampedro está rompiendo todos los esquemas, situándose en la cuarta plaza con 32 puntos tras diez victorias, dos empates y dos derrotas.
El Atlético de Madrid Féminas es un equipo caracterizado por el buen trabajo que realiza en la formación de jugadoras desde bien pequeñas. Cuida su cantera, trabaja su escuela y eso siempre tiene sus frutos. Los resultados se están reflejando esta temporada, donde hasta cinco canteranas han debutado con el primer equipo. Pero esto no surge de casualidad, si no que implica una labor y una dedicación de los entrenadores y entrenadoras que comienza desde las categorías más básicas.
Esta es la historia de las más pequeñas de la institución rojiblanca, el equipo de Benjaminas. El conjunto está consiguiendo escribir su particular historia, puesto que está logrando los mejores resultados obtenidos hasta el momento en este equipo. Esto no sería relevante si no destacáramos la dificultad y el valor que tiene hacerlo en una liga masculina. Así es, estas pequeñas han conseguido afianzarse en la cuarta posición de una liga en la que compiten contra niños, por lo que el mérito es indiscutible.
Una de las máximas responsables de esta situación es Amanda Sampedro, su entrenadora. Amanda es jugadora del primer equipo y lleva toda su vida futbolística ligada a los colores rojiblancos. Empezó jugando con chicos y debutó con el primer equipo con tan sólo 14 años. Todo lo vivido no le impide olvidarse de dónde viene y cuáles son sus raíces, por lo que aceptó dirigir el equipo de Benjaminas con un objetivo claro: poder transmitir a las más pequeñas todo lo que sabe para que crezcan tanto futbolísticamente como personalmente.
Cuando Amanda aceptó el retó reconoce que sintió orgullo pero también responsabilidad. Amanda es todo un ejemplo entre las chicas de la escuela, es el espejo en el que muchas de ellas se miran, pues es la personificación de que con entrega y trabajo es posible llegar a lo más alto. Sabía que trabajar con las más pequeñas era una experiencia única pero que implicaba un grado de responsabilidad alto, puesto que además de entrenadora eres su educadora y la forma de comportarte tanto dentro como fuera del campo marcará el devenir de muchas de ellas.
Por ello, Amanda intenta inculcar a las niñas valores como la responsabilidad, la dedicación e incluso la puntualidad. Les enseña que para ser futbolista hay que ser responsable en todos los ámbitos de la vida. No faltar a los entrenamientos, ser puntual, tener ganas y entrega por lo que haces son pequeños detalles que marcaran el convertirte una buena jugadora.
Todo esto junto con la calidad indiscutible de las niñas han conseguido que los niños las respeten como rivales. Cuando se enfrentan a ellas lo toman como uno de los partidos más importantes, puesto que saben que son uno de los equipos más difíciles de ganar de esta liga. El buen papel desempeñado por las chicas está sorprendiendo a muchos, pero no a la propia Amanda quien confiesa que desde que llegó al vestuario vio la calidad y la ilusión de las jugadoras y sabía que lograr lo que están logrando sería posible si luchaban y trabajaban todas juntas.
Jugar contra chicos puede ser anecdótico o incluso atípico pero lo cierto es que las niñas son las primeras en normalizarlo. Saben que a su edad no hay escuelas femeninas y que si quieren divertirse haciendo lo que más les gusta deben hacerlo contra chicos. No tienen miedo a nadie, juegan sin pudor, de igual a igual y se ven capacitadas de poder competir contra ellos y de incluso ganarles. Quizás esto sea la clave de su éxito. Es un equipo que juega la pelota, se divierte y es capaz de no dar un balón por perdido a pesar de las diferencias físicas que evidentemente las diferencian de los niños. El físico es a veces lo que marca la diferencia en los partidos pero, sin embargo, lo valoran como algo positivo puesto que les está haciendo adquirir conocimientos que de cara al futuro les serán muy útiles.
Para Amanda la experiencia está superando las expectativas, ha pasado de verse reflejada en sus niñas a ser consciente del potencial que tiene en su equipo y de las posibilidades de proyección de cara al futuro que tienen sus jugadoras. Las niñas sueñan con ser futbolistas, jugar en primera y formar parte del primer equipo. No fallan ningún domingo en el Cerro para animar y apoyar al Atleti, cantando y animando a su entrenadora, su modelo como futbolista y a la que adoran.
Es indiscutible el logro de este equipo y la ilusión de estas niñas que están consiguiendo que la gente se de cuenta de la realidad del fútbol femenino. Es una ocasión única para demostrar el respeto que se merecen estas niñas y tener las mismas oportunidades que el resto.
El trabajo, la pasión y la dedicación están haciendo historia y puliendo récords, pero todo esto no sería posible sin las niñas, todas ellas orgullosas de lucir la camiseta rojiblancas y que acaban cada partido con una sonrisa. Sin sus padres que animan y están con ellas hasta el final y por supuesto, sin su entrenadora, Amanda, quién lleva por bandera los principios de la entidad rojiblanca allá por donde va.