El encuentro comenzó como se esperaba, muy intensos los dos equipos, presionando muy arriba la salida de balón del equipo contrario. Los de Simeone salieron al campo convencidos de lo que tenían que hacer y así lo demostraron, con personalidad y claridad cuando tenían el balón. En la primera ocasión a balón parado Miranda se impuso por alto pero su remate se fue alto. La intensidad y velocidad en el juego por parte de los dos equipos fue la nota dominante en el comienzo del encuentro. El equipo rojiblanco recibió una mala noticia con la lesión de Diego Costa pasados los diez minutos de encuentro que le obligó a abandonar el terreno de juego, a la que le siguió otra noticia igual de negativa ya que Arda tuvo que retirarse también del campo por lesión. Los minutos siguientes fueron complicados para los rojiblancos debido al duro golpe que recibió el equipo tras estos dos importantes contratiempos. Aun así el coraje y la ambición de los de Simeone no se resintió. El juego se desarrollaba en el centro del campo sin que ningún conjunto consiguiera hacerse con el dominio del balón.

Cuando menos parecía que pudiera pasar llegó el primero gol del encuentro, a favor del Barcelona. Un disparo escorado de Alexis que entraba por la escuadra de la portería defendida por Courtois, quien no pudo hacer nada para detener el esférico. La situación se tornaba complicada, pero ante esto los jugadores del Atleti se unieron para salir del bache. Con valentía y decisión el equipo comenzó a presionar y se echó encima de la portería defendida por Pinto. Los centros cercanos al área ponían en serios apuros al conjunto catalán que sufría mucho en esas jugadas. El tiempo de descanso llegó en el peor momento para los de Simeone ya que los rojiblancos era cuando mejor se estaban encontrando sobre el terreno de juego.

El inicio de la segunda mitad no pudo ser más eléctrico ya que cuando no se había cumplido el primer minuto de la reanudación Villa estrelló un balón al palo. Los rojiblancos habían salido convencidos de que se podía conseguir el objetivo. Esa convicción se transformó en el gol del empate cuando el uruguayo Godín se elevó en el aire y remató al fondo de la portería un centro de córner con un potente cabezazo. El tanto aumentó el ímpetu de los rojiblancos, quienes se hicieron con el dominio del juego. Con el paso de los minutos el empuje de un Barcelona que se veía perdido hizo que el equipo se viera obligado a juntarse en su propio campo y defender unidos los ataques de los blaugranas. Los estilos de ambos conjuntos intentaban ser plasmados sobre el césped por parte de ambos. El Barcelona puso a partir de la media hora de la segunda parte a prueba el sistema defensivo de los de Simeone, que respondieron de la mejor manera posible. La batalla era enorme y la tensión aún mayor. Con el pitido final la locura se desató entre los jugadores rojiblancos. ¡¡¡CAMPEONES DE LIGA!!!