Otra competición, mismo estilo. Simeone no modificó ni un milímetro el juego rojiblanco en el debut continental. La presión, el control de la posesión y la concentración defensiva se combinan en el ADN de la plantilla del Atleti sea donde sea, sin mirar el logotipo de la competición ni escuchar la música que acompaña a las noches europeas.

Luciano Spalletti, técnico del Zenit, había dibujado en el centro de la zaga su tripleta de guardianes. Lombaerts, Luís Neto y Hubocan echaban el cierre por delante de su portero. Durante el primer cuarto de hora el cerco del Atleti sobre la zona de retaguardia rusa fue casi total. Arda Turan, con un disparo desde la frontal, y un centro con intención de Koke, buscaron la puerta del Zenit; si bien, en ambos intentos, el guardameta del equipo de San Pertersburgo atrapó sin más apuros. La primera llegada a la meta de Courtois se obró con un disparo alto de Hulk.

El conjunto ruso se sacudió la presión durante cinco minutos. La solución del Zenit pasaba por masticar el ataque. De tanto rumiar con pases, el ataque visitante moría sin peligro bien por la banda o con el robo de cartera de los nuestros. La tregua terminó cuando el Atleti cogió oxígeno y enseñó los dientes. Mario Suárez, fruto de este hambre, robó un balón, giró sobre si en el área y cedió a Koke, que enganchó un disparo algo cruzado. Corría el minuto 27 y la hinchada también empujaba desde la grada. Cuatro minutos más tarde, Filipe recogió otro balón en la frontal y su zurdazo se escapó a escasos centímetros del palo izquierdo de la portería del guardameta Lodygin.

Y de tanta insistencia llegó el gol del Atlético. Fue un deja vu copero. Nos lo sabemos de memoria. Pone Koke desde el córner y Miranda gana el primer palo para cabecear y firmar el tanto rojiblanco, el primero en la temporada del regreso a la Champions. Antes del descanso, tuvimos la oportunidad de conseguir el segundo en otra recuperación del canterano Koke y un tiro colocado que salió fuera.

Spalletti movió ficha al arrancar la segunda parte. Dejó a Luís Neto en el vestuario y su puesto lo cubrió Shatov. Central por centrocampista con la idea de subir líneas y aumentar la productividad ofensiva en busca de su tridente ofensivo formado por Hulk, Danny y Kerzhakov. Y tuvo el empate el Zenit en un magnífico remate de cabeza de Kerzhakov tras un no menos excelente servicio desde la banda de Ansaldi, acción que Courtois logró desviar a saque de esquina tras sacar la mano en una sobresaliente estirada.

El movimiento táctico del técnico italiano le dio vida a su equipo. El empate ruso nació de un rápido contragolpe que Hulk culminó con un excelente zurdazo desde muy lejos al que Courtois no llegó. Cuatro minutos después el ariete brasileño estrelló el balón en el larguero. El Atlético debía salir de su campo. Dicho y hecho. Los nuestros volvieron a hacerse con el balón y lo mandaron al área del Zenit. Hasta allí llegó el esférico tras una jugada por la banda izquierda que la defensa visitante sacó con timidez hasta una posición dentro del área que encontró a Miranda, otro rechace y balón a Arda, el disparo del turco vuelve a rechazar en el muro ruso que golpea la pierna de Arda y, de rebote, el cambio de dirección encuentra portería. Un gol que alivió a los rojiblancos y diluyó el empuje de los de Spalletti.

El 2-1 levantó al equipo de Simeone, que refrescó el ataque con la entrada de Leo Baptistao por Adrián. Fue el brasileño el que recogió un balón que se abría hacia la banda para internarse en el área y colocar con maestría un lanzamiento que superó por la izquierda al portero ruso. Así subió el tercer tanto al marcador del Calderón en una noche de Champions, la primera de las muchas que nos quedan por disfrutar.